sábado, 17 de noviembre de 2012

El espía que sabía demasiado era demasiado para el muchacho que sabía poco

El espía que sabía demasiado era demasiado para

el muchacho que sabía poco

 

Admito que critiqué mucho este largometraje inglés basado en la novela de John Le Carré. No entendía por qué las escenas eran tan largas, o, por momentos, muy breves con cortes rápidos. Tampoco logré entender el trasfondo, mucho menos pude seguir el hilo argumental.

Así que, no conforme con lo que vi aquel sábado con mi padre y mi hermano (y que se quedaron dormidos durante la función), decidí investigar, leer y comprender por cuenta propio aquello que me dejó insatisfecho.

Wikipedia fue una herramienta útil, me ayudó a estructurar bien la historia y comprender al fin qué era lo que estaba viendo.

Tiempo después le di una oportunidad. Aprovechando mi travesía por Polvos Rosados, dentro de aquel costal de películas que suelo comprar cada mes o dos meses, exijo que me den “Tinker, Taylor, Soldier, Spy” o “El espía que sabía demasiado”.

Una vez en casa me arriesgo a entrar en un periodo de aburrimiento por 120 minutos. Al final, todo lo contrario a aquel sábado con mi familia sucedió. Esos momentos lentos y aburridos transcurrieron rápidamente. Me fue sencillo entender la trama (claro que con ayuda del Internet).

Pero una cosa no cambió. Esas dos veces que aprecié la película, disfruté mucho de la escena final. Su orden, composición y música de fondo estaban tan bien estructuradas que me dio una razón para volver a verla luego de aquella pésima primera vez.
Aquí tienen esa escena final espectacular en mi opinión

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