En términos razonables
Admito que desde hace mucho tiempo me he vuelto muy gruñón,
renegón o hasta insensible con las sucesos impactantes. Pero esta nota la
redacto a manera de reto. Hace unos meses un amigo me abrió los ojos de manera
interesante. Según él, empezar a escribir cuando estas enamorado o escribir
cosas románticas es estúpido. En un principio era preocupante, analizaba su
proposición y era cierto. Estar (o creer) estar enamorado fuerza a una persona
a fantasear; y de la fantasía nace la imaginación de poemas, historias,
canciones o cualquier otra expresión artística. Entonces, podemos afirmar bajo
estas condiciones cualquiera se puede considerar un poeta.
Mi angustia se va incrementando al darme cuenta que una buena
cantidad de mis textos surgen por la atracción hacia una persona. ¿Eso quiere
decir que he sido solo alguien más del montón y no he innovado en nada?
Antes de que se adelanten a responder, permítanme
contextualizar el asunto. Todos reclamamos, es natural y está bien dependiendo
del cómo (o por qué) lo hagas. Algunos deciden mantenerlo en silencio, otros
necesitan expresarlo abiertamente en redes sociales. Algunos reclaman problemas
serios, otros se quedan en un estado de inmadurez. Por mi parte, admito que yo
hago ciertas cosas públicas. El valor agregado a esto es que, a diferencia de
un simple mensaje o un copy/paste de una frase interesante por Internet, yo
hago mi mayor esfuerzo por contar el problema/situación a través de un texto
que intenta estar bien redactado y bien argumentado. En síntesis, mi intención
con las notas que publico por este medio son similares a los que escribiría una
niña de 11 años que perdió la fe en el amor y cree que nunca se recuperará… la
diferencia es que yo intento sacarle algo bueno al asunto. Sea entretenerlos a
ustedes con una manera de narrar atractiva o hacer reflexionar a alguien que lo
necesite.
Por estas razones, haré un esfuerzo por escribir sobre un
tema romántico de la forma más racional y lógica posible.
Podría decir que me encantan sus ojos, su cabello, todas sus
partes como un entero pero eso es demasiado cursi. Y no quiero caer en la
cursilería. Lo más aproximado a un tema como este lo escribí en una nota donde
comparaba el arte, la belleza y otros términos derivados con aquella persona
que por un pequeño tiempo parecía especial.
Si me detengo a decirle que le daría mi corazón no serviría
de nada. En sentido figurado me referiría a dar amor incondicional, algo bonito
pero ¿luego qué?. Y si nos referimos al sentido literal, dudo mucho que sea una
persona enfermiza que guste conservar órganos humanos.
Entonces creerán que me baso más en lo práctico ¿no? ¿Me
refiero a dinero, bienes y servicios? Tampoco, dentro de la utilidad que tengan
estos elementos, eventualmente la relación se sostendría en concepto concretos
que si desaparecen, matarían la conexión.
Claro, puedo demostrarle que en mi estado más romántico soy
todo un poeta y que le “traería la Luna”.
De nuevo, cursi y sin sentido. Es humanamente imposible traerle aquel satélite
que se deja observar por las noches. Y si es que estuviera dentro de mis
posibilidades, ¿de qué serviría? Lo más probable es que el gobierno me quite la
Luna y lo convierta en propiedad de todo el Perú.
A estas alturas, si intentara enamorar a
alguien con estas palabras quedaría en ridículo ¿no? Prácticamente he confesado
que no puedo hacer ningún acto “romántico”. ¿O es que no me atrevo a hacer un
acto cursi?
Quizás esté en lo correcto, quizás no
analicé otras alternativas; pero lo único que se me viene a la mente que pueda
darle a esa persona especial que sea duradero y de bonito detalle es mi tiempo.
Solo piénsenlo, el tiempo es el único recurso que todos poseemos, que está en
constante agotamiento y que no se puede recuperar. Desde el día que nacemos
hasta el día que dejamos de existir tenemos una cantidad indefinida de tiempo
en el que habitamos en la realidad y que lo distribuimos a nuestro antojo.
Algunos optan por disfrutar todos los placeres que ofrece la vida, otros lo utilizamos
para tener un futuro mejor planificado. El punto es que todos poseemos tiempo y
nunca sabremos cuándo se acabará. Al ofrecerle mi tiempo, estoy renunciando a
actividades, descanso o personas solo por estar a su lado. Al ofrecerle mi
único recurso no renovable, me arriesgo a que mañana sea mi último día de vida;
pero disfrute las horas restantes con
mucho gusto.
Además, el tiempo no solo es cuestión de entregar un elemento
intangible sino también un tema de paciencia. Como todo ser humano me
encantaría que los eventos ocurrieran rápidamente. Quizás somos egoístas por
naturaleza y lo queremos todo instantáneamente. Pero si le entrego tiempo para
demostrar afecto y cariño, esperaré lo que tenga que demorarse. Podría resistir
un segundo, quizás dos días, podré 3 semanas, 4 meses no me harían daño, creo
seguir viviendo en 5 años… no sé cuál será mi condición en 6 décadas, pero si
sigo respirando como cualquier ser humano vivo entonces seguiré esperándote.
Y de esta manera concluyo un texto que lucha por no caer en
la cursilería habitual… no obstante, al hablar sobre amor, ¿no es de por sí
ridículo? Se los dejo como reflexión.
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