Él y Ella
¿Por qué él no se
enojó con ella cuando perdió las entradas del cine?
Se
pensaba que él era muy amargado con la ciudad, los seres no vivos, los animales
y las personas. Algunos creerían que él odiaba a los seres humanos por el mero
hecho de haber nacido.
Pero
haciendo justicia a la verdad, solo se trataba de un muchacho con ciertos
ataques de ira; ataques que lo obligaron a lanzar su cajón criollo del
escenario y hacerlo añicos cuando se equivocó en una presentación por el día de
la madre. O la vez que le deseó un aborto a una mujer embarazada que le quitó
su espacio en la cola para comprar un helado. Ni qué decir de la vez que se
tomó la molestia de llamar a las oficinas de Microsoft para putear, a quien
haya sido el desafortunado en contestar su llamada, porque los Windows de ahora
no tienen ni punto de comparación con el XP. Sí, por estos motivos pequeños, él
explotaba; pero doy fe que se trataban de momentos inestables, nada más.
Hasta
que apareció ella y perdió las entradas de la función de cine.
Y no
sólo eso: ella le pidió prestado su celular y lo dejó caer por descuido; debido
a las leyes de la naturaleza (o de la mala suerte), el celular impactó con el
suelo y se desarmó por completo a pesar de tener una carcasa que la protegía.
Ella
y él bebieron en un bar, ella terminó tan picada que él estuvo en la obligación
de llevarla hasta su casa, cargarla hacia su habitación y dejarla en su alcoba.
No sin antes vomitarle las zapatillas nuevas que había adquirido por Internet.
Otra
ocurrencia digna de mencionar fue el formateo de su laptop cuando ella descargó
por torrents lo que parecía ser el quinto capítulo filtrado de Game of Thrones;
solo para ser un troyano y acabar con la máquina.
Yo,
como tercera persona y ser omnisciente en este texto, me habría preocupado por
ella. Digo, cada ocurrencia era motivo suficiente para activar a la bomba
conocido como él. Si lo ya mencionado no es bastante, para describir lo
peligroso que se pone cuando las cosas no ocurren como quisiera, les contaré que
clavó un tenedor en la mano de su compañero de clase porque este le robó una
papa frita de su plato, en pleno refrigerio. O la vez que vociferó a los cuatro
vientos “infarto andante” a un sujeto con obesidad crónica que se compró la
última empanada de pollo en la universidad. Se consagró como un animal al tirar
una bala de atletismo, de 3 kilos, en el pie derecho de un muchacho que le
obstruía el paso a la zona de lanzamiento, simplemente porque se encontraba
recostado y no lo escuchaba a él decir “permiso” incesantemente.
Ella
le cedió todos los derechos para ser agredida física, verbal y hasta
psicológicamente. Pero él no lo hizo, en ningún momento, bajo ninguna
circunstancia.
La
primera vez que salieron, cuando ella perdió las entradas del cine (y lo que
marcó el primero de los múltiples sucesos accidentales), a él no le interesó en
lo absoluto. No se enojó con ella, porque estaba enamorado, y ella… ella todavía
no lo sabía.
¿Cómo
se conocieron? ¿Cómo es posible que la relación funcionara con una bomba y un
detonante sensible? ¿En algún momento explotará? Seguiré indagando y les
comento.