martes, 12 de agosto de 2014

Compartir la manzana

Compartir la manzana



Desde primer año hasta quinto de secundaria llevaba en mi lonchera una manzana como postre. Yo era capaz de invitar todo lo que tenía como almuerzo. Si es que me llenaba con el contenido del taper, se lo daba a alguien y este lo terminaba. Ni bien veía mi cajita de Frugos se la ofrecía al primero que la aceptara. Es más, si alguien quería beber de mi botella de agua, se lo daba sin titubear (pese a que tengo una política de no beber de una botella ajena). Pero lo que nunca ofrecí, y probablemente nunca hubiera compartido, es mi manzana. Recuerden este párrafo porque diré algo muy cursi al final de este texto en relación con la fruta.

El ser humano tiene la manía de buscarle una razón a todo evento que ocurre en la realidad. Es como una necesidad primaria el encontrarle un sentido a todo lo que gira a nuestro alrededor. Ya sea empleando un método científico en el que se alaba la investigación y la comprobación, ya sea porque nos sujetamos a un dogma o ya sea porque preferimos dudar de todo y creer que si bien existe una respuesta, nunca encontraremos una específica.

Pues tratemos de encontrar una razón a un acto o sentimiento sin razón. ¿Por qué amamos?

Debo admitir que esta cuestión nace en mí luego de “enfermarme” con tanto comentario entre parejas que proclaman amarse luego de una semana comenzada la relación o estos niños de 11 años que juran seguir juntos por el resto de sus vidas. Que si lo hago por rencor porque no he experimentado algo similar con otra persona o si se trata de una reacción normal como cualquier otro que se asquea por la demostración de cariño melosa es una cuestión fuera de este texto. Centrémonos solo en intentar explicar lo irracional.

¿Qué es amar? No nos comamos las afirmaciones que nos dicen las canciones, novelas, películas, etc. Podría ponerme algo romanticón y decir que el amor es una enfermedad o cualquier ridiculez, pero esa no es la razón del texto.

Quizás el primer amor que se puede tener es hacia los padres y viceversa. Estoy seguro que si les preguntan a sus padres o algún familiar cercano por qué los aman no podrían responderles, y ustedes tampoco estarían en capacidad de hacerlo. Con este ejemplo podemos ir descubriendo algunas características del amor ¿cierto?. ¿Será entonces que amar implica una respuesta emocional incondicional por el otro? Tengamos en cuenta que el amor en la familia es una especie de “convención social”. Véanlo de la siguiente manera: ¿es aceptado por la sociedad que un padre o una madre no reconozca o no sienta afecto por su hijo? Por supuesto que no. Por eso los dramas se arman cuando un padre abandona a sus hijos o una madre los descuida. Está preestablecido que el amor entre padres a hijo y viceversa es una situación que tiene que darse porque se espera que suceda. El amor por tus padres y ellos por ti está preestablecido.

Veamos otro caso: sean creyentes o no, voy a usar el ejemplo de Dios. Para los que no lo saben, los católicos creemos firmemente que Dios nos ama a pesar de todo lo malo que podamos obrar en la vida y que, finalmente, si no somos aceptados en el cielo es porque decidimos alejarnos de Él. Detengámonos en la parte donde dice que Él nos ama a pesar de todas las cosas. Es posible deducir que el amar implica perdonar y aceptar tanto las virtudes como defectos en una persona.

Mi padre me dijo alguna vez que si vas a amar, debes hacerlo con la cabeza y no con el corazón. Ello quiere decir: debes ser inteligente al momento de escoger a una persona como la indicada. Sin embargo, en base a lo que hemos podido descifrar, amar no tiene ni una pizca de racionalidad o inteligencia. A decir verdad, todo lo que el hombre hace, en su mayoría de veces, se trata de actos compulsivos dirigidos por las emociones. Por ende, el enunciado de mi padre es una recomendación que no puede coexistir con la posible definición de amor.

Parece que el concepto de amor está revelando algunas características. Entremos a lo que nos disgusta (o lo que al menos a mí me molesta en pequeña medida). Cuando una pareja se dice entre sí “te amo”, ¿son conscientes de que lo que dicen es de verdad? ¿O es que solo se dejan llevar por la felicidad del momento y les es más fácil decir esas dos palabras? Yo creo que estas personas confunden amar con querer o gustar. Si bien no podemos definir exactamente el amor, podríamos afirmar que se trata de un sentimiento intenso y extremo. El querer o gustar son sensaciones de menor medida entonces. Lo normal es que al decir “quiero a alguien” o “me gusta alguien” va acompañado de un por qué. “Me gusta tal persona por su forma de ser”, “quiero a alguien porque me hace sentir distinto”. Creo que mientras más razones le busques para amar a alguien, más razones tienes para decepcionarte. En cambio, si amas porque sí (que vendría a ser el principio del amor), entonces no tienes argumentos que puedan contrarrestarse. Es como decir “el que nada sabe nada duda”. Cuando tienes excusas para amar a alguien, estas en algún momento desaparecerán porque las personas cambian. Si me explico mejor, es como decir “yo seré feliz solo cuando sea millonario”. En esta oración condiciono mi felicidad con pretextos y si estos no se cumplen, no hay felicidad. Similar al amor, “amo a esta persona porque le gusta leer”. Si este individuo deja de gustarle la lectura, ¿dejarás de amarla?. He ahí la razón de por qué amar no debería estar sujeto a condiciones.

Ojo, no busco ofender a ninguna pareja que demuestre su cariño de las maneras que he mencionado. A fin de cuentas, yo soy solo un tercero o un extraño fuera en las relaciones que manejan y no tengo la potestad de arruinarles lo bonito que comparten el tiempo juntos. Solo soy un chico como cualquier ser humano que busca una razón lógica hasta para lo más ilógico.

Por mi parte, fuera del amor que se pueda transmitir dentro de la familia, no creo poder asegurar que  he amado a alguien. Claro, no puedo afirmar algo que no logro definir y comprender. Creo que solo ha existido una persona por la cual me encantaría arriesgarme a decir que he amado. Pero temo que las palabras sean más fuertes que mis sentimientos.

No, no sé a ciencia cierta si amo o amé a esta persona. Pero ruego porque, si algún día logro entender esa definición tan compleja, sea ella la primera persona a quien le pueda decir “te amo”.


Por ende (y cumpliendo mi palabra de acabar el texto con una frase cursi en relación con el primer párrafo), sería ella con quien compartiría mi manzana. Porque si el amor lo relacionas con lo incondicional y el sinsentido; entonces romper tus propias reglas por esa persona especial está dentro del nuevo paradigma.

Movies? Everyone knows it's fake, but most people eat that shit up - Joseph Gordon Levitt (Don Jon)