Compartir la manzana
Desde
primer año hasta quinto de secundaria llevaba en mi lonchera una manzana como
postre. Yo era capaz de invitar todo lo que tenía como almuerzo. Si es que me
llenaba con el contenido del taper, se lo daba a alguien y este lo terminaba.
Ni bien veía mi cajita de Frugos se la ofrecía al primero que la aceptara. Es
más, si alguien quería beber de mi botella de agua, se lo daba sin titubear
(pese a que tengo una política de no beber de una botella ajena). Pero lo que
nunca ofrecí, y probablemente nunca hubiera compartido, es mi manzana.
Recuerden este párrafo porque diré algo muy cursi al final de este texto en
relación con la fruta.
El
ser humano tiene la manía de buscarle una razón a todo evento que ocurre en la
realidad. Es como una necesidad primaria el encontrarle un sentido a todo lo
que gira a nuestro alrededor. Ya sea empleando un método científico en el que
se alaba la investigación y la comprobación, ya sea porque nos sujetamos a un
dogma o ya sea porque preferimos dudar de todo y creer que si bien existe una
respuesta, nunca encontraremos una específica.
Pues
tratemos de encontrar una razón a un acto o sentimiento sin razón. ¿Por qué
amamos?
Debo
admitir que esta cuestión nace en mí luego de “enfermarme” con tanto comentario
entre parejas que proclaman amarse luego de una semana comenzada la relación o
estos niños de 11 años que juran seguir juntos por el resto de sus vidas. Que
si lo hago por rencor porque no he experimentado algo similar con otra persona
o si se trata de una reacción normal como cualquier otro que se asquea por la
demostración de cariño melosa es una cuestión fuera de este texto. Centrémonos
solo en intentar explicar lo irracional.
¿Qué
es amar? No nos comamos las afirmaciones que nos dicen las canciones, novelas,
películas, etc. Podría ponerme algo romanticón y decir que el amor es una
enfermedad o cualquier ridiculez, pero esa no es la razón del texto.
Quizás
el primer amor que se puede tener es hacia los padres y viceversa. Estoy seguro
que si les preguntan a sus padres o algún familiar cercano por qué los aman no
podrían responderles, y ustedes tampoco estarían en capacidad de hacerlo. Con
este ejemplo podemos ir descubriendo algunas características del amor ¿cierto?.
¿Será entonces que amar implica una respuesta emocional incondicional por el
otro? Tengamos en cuenta que el amor en la familia es una especie de
“convención social”. Véanlo de la siguiente manera: ¿es aceptado por la
sociedad que un padre o una madre no reconozca o no sienta afecto por su hijo?
Por supuesto que no. Por eso los dramas se arman cuando un padre abandona a sus
hijos o una madre los descuida. Está preestablecido que el amor entre padres a
hijo y viceversa es una situación que tiene que darse porque se espera que
suceda. El amor por tus padres y ellos por ti está preestablecido.
Veamos
otro caso: sean creyentes o no, voy a usar el ejemplo de Dios. Para los que no
lo saben, los católicos creemos firmemente que Dios nos ama a pesar de todo lo
malo que podamos obrar en la vida y que, finalmente, si no somos aceptados en
el cielo es porque decidimos alejarnos de Él. Detengámonos en la parte donde
dice que Él nos ama a pesar de todas las cosas. Es posible deducir que el amar
implica perdonar y aceptar tanto las virtudes como defectos en una persona.
Mi
padre me dijo alguna vez que si vas a amar, debes hacerlo con la cabeza y no
con el corazón. Ello quiere decir: debes ser inteligente al momento de escoger
a una persona como la indicada. Sin embargo, en base a lo que hemos podido
descifrar, amar no tiene ni una pizca de racionalidad o inteligencia. A decir
verdad, todo lo que el hombre hace, en su mayoría de veces, se trata de actos
compulsivos dirigidos por las emociones. Por ende, el enunciado de mi padre es
una recomendación que no puede coexistir con la posible definición de amor.
Parece
que el concepto de amor está revelando algunas características. Entremos a lo
que nos disgusta (o lo que al menos a mí me molesta en pequeña medida). Cuando
una pareja se dice entre sí “te amo”, ¿son conscientes de que lo que dicen es
de verdad? ¿O es que solo se dejan llevar por la felicidad del momento y les es
más fácil decir esas dos palabras? Yo creo que estas personas confunden amar
con querer o gustar. Si bien no podemos definir exactamente el amor, podríamos
afirmar que se trata de un sentimiento intenso y extremo. El querer o gustar
son sensaciones de menor medida entonces. Lo normal es que al decir “quiero a
alguien” o “me gusta alguien” va acompañado de un por qué. “Me gusta tal
persona por su forma de ser”, “quiero a alguien porque me hace sentir
distinto”. Creo que mientras más razones le busques para amar a alguien, más
razones tienes para decepcionarte. En cambio, si amas porque sí (que vendría a
ser el principio del amor), entonces no tienes argumentos que puedan
contrarrestarse. Es como decir “el que nada sabe nada duda”. Cuando tienes
excusas para amar a alguien, estas en algún momento desaparecerán porque las
personas cambian. Si me explico mejor, es como decir “yo seré feliz solo cuando
sea millonario”. En esta oración condiciono mi felicidad con pretextos y si
estos no se cumplen, no hay felicidad. Similar al amor, “amo a esta persona
porque le gusta leer”. Si este individuo deja de gustarle la lectura, ¿dejarás
de amarla?. He ahí la razón de por qué amar no debería estar sujeto a
condiciones.
Ojo,
no busco ofender a ninguna pareja que demuestre su cariño de las maneras que he
mencionado. A fin de cuentas, yo soy solo un tercero o un extraño fuera en las
relaciones que manejan y no tengo la potestad de arruinarles lo bonito que
comparten el tiempo juntos. Solo soy un chico como cualquier ser humano que
busca una razón lógica hasta para lo más ilógico.
Por
mi parte, fuera del amor que se pueda transmitir dentro de la familia, no creo poder
asegurar que he amado a alguien. Claro,
no puedo afirmar algo que no logro definir y comprender. Creo que solo ha existido
una persona por la cual me encantaría arriesgarme a decir que he amado. Pero temo
que las palabras sean más fuertes que mis sentimientos.
No,
no sé a ciencia cierta si amo o amé a esta persona. Pero ruego porque, si algún
día logro entender esa definición tan compleja, sea ella la primera persona a
quien le pueda decir “te amo”.
Por
ende (y cumpliendo mi palabra de acabar el texto con una frase cursi en
relación con el primer párrafo), sería ella con quien compartiría mi manzana. Porque
si el amor lo relacionas con lo incondicional y el sinsentido; entonces romper
tus propias reglas por esa persona especial está dentro del nuevo paradigma.
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